divendres, 8 de març del 2013
"DAS IST BERLIN" de David Hornback
Avuí inaugurem al FEG l'exposició "DAS IST BERLIN" del premi Pulitzer David Hornback. A més tots els que vulguen assistir, podran gaudir del que ens explique aquesta vesprada abans de la inauguració i demà al matí a les 10h. Teniu la informació en la targeta que encapçala aquesta entrada. Us deixe, a manera de presentació, una conversa amb Peter.
EL MUNDO, EN EL OBJETIVO DE
UN PULITZER
El fotógrafo
californiano David Hornback vive en Bilbao, donde reside con su familia desde
hace 15 años.
Sus trabajos fotográficos le han llevado
por todo el planeta. David Hornback (Los Ángeles, 1962) -que vive entre Berlín
y Bilbao, donde tiene su familia- recuerda aquellas escenas dantescas cuando un
terremoto de 6.9 grados Richter estremeció el centro de San Francisco el 17 de
octubre de 1989, dejando un saldo de 62 muertos, 3.756 heridos, más de 12.000
damnificados y millones de dólares en pérdidas. Hornback era entonces un joven
reportero gráfico que trabajaba en el San
José Mercury News de California y vivió uno de los momentos más impactantes
de toda su carrera. "Cuando sobrevolábamos la ciudad en el helicóptero,
había incendios por todas partes y las réplicas eran constantes. Parecía una
ciudad fantasma. Estuvimos tres semanas trabajando día y noche, hablando con
las víctimas... Queríamos contar qué ocurría en la vida de una persona tras
sufrir una experiencia tan dramática...".
A David Hornback no le interesaba
tanto cómo habían quedado los edificios ni los incendios que eran constantes.
"Yo quería reflejar la historia de ese hombre que había visto cómo su casa
se derrumbaba y tuvo que dormir durante unos días en su coche en la montaña
porque no podía soportar estar bajo un techo. Con él pasé varios días para
retratar cómo temblaba cuando tenía que entrar en su casa para recoger algunas
de las pocas pertenencias que no se habían destruido", explica. El
reportero habló con mujeres que habían visto cómo morían sus familiares, con
niños que con tan poca edad habían sufrido un suceso tan traumático... Un
trabajo periodístico que a David Hornback y a sus compañeros del San José Mercury News les valió nada
menos que el premio Pulitzer, el galardón más prestigioso del mundo del
periodismo.
Sus imágenes del terremoto de San
Francisco han quedado grabadas en la retina de la humanidad. "Nunca pongo en
mi currçiculum que soy premio Pulitzer - confiesa David- Siempre digo que
somos, mis compañeros y yo. Pero, por supuesto, es un gran honor tenerlo.
Aunque tengo que confesar que no pude ir a recogerlo. Tres semanas después del
terremoto de San Francisco, me fui a Berlín para enviar fotos y conocer de
primera mano la caída del Muro. Me llamaron mis compañeros y me dijeron:
'David, te estás perdiendo la mejor fiesta del mundo'. Pero, ya estaba metido
en otras historias y no las podía abandonar. ¡Ni siquiera por un
Pulitzer!".
Historias como la de tres
generaciones de una misma familia con las que convivió durante varios días tras
la caída del muro el 9 de noviembre de 1989. David Hornback comprobó cómo en
los 28 años en los que se mantuvo, el muro dividió también el corazón de
cientos de familias y amigos que vieron cómo la mole de hormigón les separaba
de sus seres queridos. Con su cámara, este fotógrafo acompañó a la familia a
reencontrarse y reflejó el comienzo del fin de los regímenes comunistas en la Europa
Oriental.
EUROPA Fue allí, en Berlín, donde
descubrió que quería vivir en Europa. "Para una persona como yo que ha
vivido muchos años en Wichita con sus padres y sus hermanos, Europa resulta
fascinante, su historia, sus diferentes culturas, su gente... Cuando llegué a
Bilbao me sorprendió muchísimo hallar casi juntos el mar y las montañas".
Pero, ¿dónde demonios está Wichita?
"¿Lo dices por la exposición que organicé con ese título hace unos años en
el Espacio Marzana de Bilbao? Eran 13 fotografías a la gelatina de plata,
seleccionadas entre los primeros negativos que obtuve en la década de los
setenta de Wichita, un pequeño pueblo perdido en Kansas, en medio de la nada,
donde me mudé con mi familia cuando tenía cinco años. Cuando empecé a hacer fotos,
tenía que poner a mi perro como referencia para darle sentido al paisaje, para
ver la línea del horizonte".
¿Y cuándo descubrió que quería
dedicarse profesionalmente a la fotografía? "Un día saqué el retrato de un
árbol que había en el jardín de mi casa. Cuando a los pocos meses desapareció,
me di cuenta del poder que tenía la imagen. Una fotografía conseguía que ese
árbol perdurara en el tiempo. Así que me lancé a sacar fotos, retratos de mi
familia, de las personas y las cosas que me rodeaban. Es una forma de conseguir
que siempre permanezcan inmortales".
Así empezó todo para David Hornback.
Este fotógrafo californiano ha trabajado con numerosos periódicos y revistas
norteamericanos y europeos. Su pareja es la fotógrafa bilbaina Erika Barahona y
con ella ha trabajado en varias ocasiones, como cuando confrontaron sus
visiones de Berlín, en la exposición Das
ist Berlin (Esto es Berlín) en la capital vizcaina. Ahora, en verano,
regresa al pueblo de su infancia y de su adolescencia, a Wichita. "Ante
aborrecía esa nada, ahora la he vuelto a redescubrir ".
TRES MINUTOS,
UNA ETERNIDAD David Hornback siempre lleva
su cámara en la mano y un iPad con los que intenta captar lo que le rodea.
Incluso mientras realizamos la entrevista, saca su ipad y comienza a hacer
fotografías. "¿Cómo me definiría? Soy muy curioso, me interesa todo, lo
que sucede a mi alrededor y me despierta muchísima curiosidad la gente",
confiesa.
En la actualidad, se ha embarcado en
el proyecto, Tres minutos, una eternidad,
ayudado por una cámara antigua de 100 años que encontró un día en Berlín.
"Cada cámara hoy - incluso todas las cámaras en los teléfonos móviles-
intenta captar una escena en un instante, en una fracción de un segundo. Son
pequeños fragmentos de tiempo, a menudo fracciones de fracciones de un segundo.
La vida que ocurre dentro de ese fragmento de tiempo ya ha pasado antes de
darnos cuenta. Pregunta al jugador de fútbol sobre el momento en que estaba
fotografiado en el aire. ¿O pasó tan rápido que ni siquiera se dio cuenta del momento?
Mi proyecto intenta ir en la dirección opuesta. Quiero meter una palanca dentro
de esta fracción de un segundo, entre el abrir y cerrar del obturador, y forzar
el tiempo a expandirse. Para ello he pedido a amigos que posen durante estos
tres minutos y así encontrar de nuevo el momento de espera, la reflexión, la
calma, el aburrimiento...". Así es el mundo visto desde la cámara de un
premio Pulitzer.
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